En la víspera del tercer aniversario del fallecimiento de Benedicto XVI, el Cardenal Gerald Müller celebró una Misa en la Basílica de San Pedro en la que rememoró la gran obra teológica del pontífice alemán, “quien siempre se consideró un colaborador de la verdad”.
Nacido el 16 de abril de 1927 en Alemania y bautizado con el nombre de Joseph Ratzinger, el futuro pontífice desempeñó durante su sacerdocio, episcopado y cardenalato un rol importante en la Iglesia. Ejemplos son su participación en el Concilio Vaticano II como consultor teológico y su estrecha colaboración con Juan Pablo II como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
A la muerte del papa polaco, el Cardenal Ratzinger fue elegido Sucesor de Pedro el 19 de abril de 2005, tomó el nombre de Benedicto XVI y lideró la Iglesia Católica hasta su renuncia en febrero de 2013. Desde entonces y hasta su fallecimiento el 31 de diciembre de 2022, a los 95 años, se dedicó a la oración y al estudio dentro de los muros del Monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano.
A la Misa en la Basílica de San Pedro asistieron cardenales, obispos, sacerdotes y fieles, para elevar oraciones a Dios por el descanso del papa alemán que “completó su peregrinación terrenal y nos precedió en la patria celestial”, señaló el Cardenal Müller.
En ese sentido, aseguró que, al llegar a la Casa del Padre, “veremos a Dios cara a cara y lo alabaremos y amaremos en la comunión de todos sus santos elegidos. El conocimiento de Dios es el fin último de todo esfuerzo espiritual humano. Pues Jesús mismo, el Verbo hecho carne, dice: ‘Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo’”.
Sobre Benedicto XVI, el purpurado destacó la fidelidad del pontífice alemán al Evangelio, pues “como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe estableció estándares de la más alta diligencia, precisión intelectual e incorruptibilidad para el Magisterio Romano”, una labor que continuó en su pontificado.