Mons. José Domingo Ulloa, Arzobispo de Panamá, recordó a los caídos en la invasión de Estados Unidos el 20 de diciembre de 1989, que cobró la vida de muchas personas y culminó con el derrocamiento del dictador Manuel Noriega.
El 20 de diciembre, en el cementerio Jardín de Paz y en presencia del Comité Interreligioso de Panamá, autoridades del Estado panameño y representantes de la sociedad civil, el arzobispo recordó que la invasión “marcó profundamente la historia de Panamá” y fue un acontecimiento “de dolor, de pérdidas irreparables y de heridas que aún interpelan nuestra conciencia nacional”.
“Nos reunimos para honrar la memoria de los caídos, hombres y mujeres de carne y hueso, muchos de ellos civiles, familias humildes, vecinos de nuestros barrios, cuyos nombres y rostros no pueden diluirse en estadísticas ni en el paso del tiempo. Cada vida segada fue un proyecto truncado, un hogar herido, una historia que merece respeto, verdad y memoria”, continuó Mons. Ulloa, según señala la Oficina de Comunicación y Prensa de la Arquidiócesis de Panamá.
La invasión militar de Estados Unidos a Panamá, iniciada el 20 de diciembre de 1989 y concluida el 31 de enero de 1990, se denominó Causa Justa, y fue ordenada por el presidente estadounidense George H. W. Bush, en las ciudades de Panamá y Colón. La invasión concluyó con la rendición de Noriega, acusado por tráfico de drogas y ser parte del crimen organizado. Se disolvieron las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP) y el presidente electo Guillermo Endara asumió el cargo.
El Pentágono indicó que 516 panameños murieron durante la invasión: 314 soldados y 202 civiles. 23 soldados estadounidenses y 3 civiles murieron también. Otras fuentes señalan que hubo más víctimas. La ONU, la OEA y el Parlamento Europeo condenaron la invasión como una violación del derecho internacional.