Más de 2.300 jóvenes de 98 parroquias de todo Panamá se reunieron este domingo en el marco del Jubileo Arquidiocesano de los Jóvenes, una jornada que coincidió con la Solemnidad de Cristo Rey.
La celebración, realizada en el gimnasio de la Universidad Católica Santa María la Antigua, marcó el inicio de la nueva misión de la Iglesia local, que es impulsar a la juventud panameña a asumir un liderazgo activo en la construcción de una sociedad sin violencia.
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La misa de apertura fue presidida por el Arzobispo José Domingo Ulloa, quien dirigió un mensaje de esperanza. “Jóvenes de Panamá, ustedes cuentan. Ustedes pueden transformar lo que nosotros, los adultos, no hemos logrado cambiar”, afirmó al iniciar su homilía.7
Mons. Ulloa explicó que el Jubileo pretende recordar que los jóvenes no son solo el futuro, sino el presente de la Iglesia y del país. En medio de un contexto social con diversas dificultades, el Arzobispo invitó a reflexionar sobre quién gobierna realmente la vida de cada persona.

“Cristo es el Rey que libera, que sana, que perdona y que acompaña”, señaló, animando a los jóvenes a dejar que su vida sea guiada por el Evangelio y no por modas.
Violencia contra la mujer: una herida abierta
El Arzobispo dedicó parte importante de su mensaje a denunciar la violencia contra la mujer en Panamá. Recordó que 13 mujeres han sido víctimas de asesinato en lo que va de 2025, y seis de ellas eran jóvenes, una realidad que interpela directamente a las nuevas generaciones.
“La violencia no empieza con el golpe, sino con la burla, los celos disfrazados de amor, la manipulación, el control y la indiferencia”, subrayó.
Instó a los jóvenes a romper esta cadena desde sus propias relaciones y amistades, construyendo una cultura basada en el respeto: “Ustedes pueden ser la generación que construya relaciones sanas, donde la dignidad no sea negociable”, afirmó.

Alarma por el aumento del VIH y otras ITS
El Jubileo Arquidiocesano de los Jóvenes también fue ocasión para alertar sobre las cifras actuales de salud sexual entre la población juvenil. Mons. Ulloa señaló que solo en 2024 se registraron 1.240 nuevos casos de VIH en Panamá, de los cuales 630 —casi el 60%— correspondieron a jóvenes de 15 a 29 años.
A ello se suma el aumento de mujeres embarazadas con VIH, incluidas niñas y adolescentes, y el crecimiento acelerado de la sífilis congénita, que pasó de 141 casos en 2016 a 428 en 2024.
“Estas cifras no son para asustarlos, sino para despertarnos como sociedad”, advirtió, señalando que este panorama refleja profundas fallas en la educación afectiva, la comprensión del amor y la responsabilidad personal.
A los jóvenes les recordó que fueron creados para amar y ser amados:
“Cuidarse no es debilidad; cuidarse es amor propio, es valentía, es fe”, dijo.
Una Iglesia que quiere escuchar
El Arzobispo insistió en que la Iglesia necesita escuchar a su juventud y atender su voz con seriedad: “Una Iglesia que no escucha a los jóvenes es una Iglesia sorda”, afirmó. También advirtió que un país que desoye a su juventud arriesga su propio futuro.
La jornada concluirá esta tarde con un envío misionero que culminará el Jubileo Arquidiocesano de los Jóvenes, reafirmando la convicción de que los jóvenes panameños —hoy, no mañana— están llamados a renovar la Iglesia, transformar la sociedad y sembrar esperanza desde la fe.

