El Arzobispo de Arequipa (Perú), Mons. Javier del Río Alba, ofrece una profunda reflexión sobre la alegría, al celebrarse este 14 de diciembre el tercer Domingo de Adviento, llamado Domingo de Gaudete o de la alegría.
En un artículo titulado “La alegría del cristiano”, enviado a ACI Prensa, el prelado peruano resalta que la alegría es ciertamente “uno de los frutos propios de la presencia de Dios”.
“La Iglesia se alegra ante la cercanía del nacimiento del Mesías y la llegada del Reino de Dios. La alegría es uno de los signos distintivos del cristiano”, resalta.
En la Biblia, prosigue Mons. Del Río, se pueden distintos episodios donde destaca la alegría, como cuando el arcángel Gabriel anuncia a María que será Madre de Dios, cuando Juan Bautista salta en el vientre de Isabel tras escuchar a la Virgen o cuando el ángel que anuncia a los pastores el nacimiento del Niño Jesús o cuando los discípulos ven al Señor resucitado.
“La alegría es una constante en la vida del cristiano. Brota al acoger a Jesús como salvador, al reconocerlo como el Mesías que viene a dar su vida por nosotros, el Cordero de Dios que extirpa el pecado que habita en el hombre y le impide ser feliz, porque el pecado termina siempre llevando al hombre a la tristeza, la angustia y la ansiedad ya que le impide fiarse de Dios”, prosigue el arzobispo.
En cambio, refiere el prelado peruano, “la experiencia del cristiano es todo lo contrario, porque el cristiano confía en Dios y, por tanto, como la Virgen María, escucha su Palabra y espera en Él”.