El Papa León XIV presidió este 12 de diciembre su primera Misa en la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, a quien pidió que venga en su auxilio “para que confirme en el único camino que conduce al Fruto bendito de tu vientre, a cuantos me fueron confiados”.
Un gran número de fieles, la mayoría de la comunidad mexicana residente en Roma, así como el clero y miembros de la curia romana acudieron a la ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro a las 16:00 (hora local).
El Santo Padre leyó en español una hermosa homilía en forma de oración, dirigida a la Patrona de México y Emperatriz de América, a quien se refirió como “la madre del amor”.
El Pontífice recordó que María permite que la Palabra de Dios “entre en su vida y la transforme”, llevando “ese gozo allí donde la alegría humana no basta, allí donde el vino se ha agotado”, como ocurre en Guadalupe.
Para el Santo Padre, en el Tepeyac, la Virgen “despierta en los habitantes de América la alegría de saberse amados por Dios”. Así, “en medio de conflictos que no cesan, injusticias y dolores que buscan alivio”, María de Guadalupe proclama el núcleo de su mensaje: “¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?”.
“Es la voz —continuó el Papa— que hace resonar la promesa de la fidelidad divina, la presencia que sostiene cuando la vida se vuelve insoportable” .