En su primera intervención pública en el Líbano, adonde llegó tras transcurrir cuatro días en Turquía, León XIV advirtió que si no se trabaja “en la sanación de la memoria” y en un "acercamiento" entre quienes han sufrido agravios e injusticias, "es difícil avanzar hacia la paz”.
Según el Papa, que se trasladó nada más llegar al país al Palacio presidencial para reunirse con las autoridades, cuando ese esfuerzo no se realiza, “se permanece estancado, prisionero cada uno de su dolor y de sus razones”.
“Hay heridas personales y colectivas que requieren largos años, a veces generaciones enteras, para poder sanar”, aseguró desde Beirut, la capital libanesa que aún carga con las heridas abiertas de la devastadora explosión que hace cinco años sacudió su puerto y cuya investigación continúa paralizada. Las familias de los 235 fallecidos han pedido en varias ocasiones poner fin a la impunidad.
El Santo Padre aseguró que la reconciliación no depende sobre todo de la voluntad política: “No sólo nace desde abajo, de la disponibilidad y la valentía de algunos, sino que necesita autoridades e instituciones que reconozcan el bien común por encima del bien parcial”.
“No hay reconciliación duradera sin un objetivo común, sin una apertura hacia un futuro en el que el bien prevalezca sobre el mal sufrido o infligido en el pasado o en el presente”, insistió.