5 de diciembre de 2025 Donar
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El Papa León XIV clama por la paz y la unidad en un mundo dividido durante su Misa en Turquía

El Papa León XIV celebra Misa en Estambul, Turquía/ Crédito: Vatican Media

El Papa León XIV presidió este sábado la única Misa de su viaje internacional a Turquía, en la que leyó una homilía centrada en la unidad de los cristianos y en la necesidad de paz en el mundo actual.

Los fieles esperaron a la llegada del Santo Padre en el Volkswagen Arena, un espacio inaugurado oficialmente en 2015 que forma parte del complejo cultural Uniq de Estambul.

Ante una gran cruz que iluminaba el recinto, el Papa León XIV ingresó en procesión junto al Patriarca Bartolomé I, precedidos por obispos y sacerdotes concelebrantes. El ambiente, profundamente solemne, estaba enmarcado por las voces de un numeroso coro que entonaba canciones litúrgicas propias del país.

En su homilía, leída en inglés, el Santo Padre reflexionó sobre la primera lectura del profeta Isaías, que fue leída en armenio. De hecho, el ecumenismo estuvo presente en cada detalle de la Misa. El salmo responsorial fue leído en arameo, la segunda lectura en inglés, el canto al Evangelio fue en armenio y la lectura del Evangelio en turco.


A la luz del libro del profeta Isaías, el Pontífice invitó a reflexionar sobre “nuestro ser Iglesia” y precisó que esta lectura “nos recuerda que los frutos de la acción de Dios en nuestra vida no son un don sólo para nosotros, sino para todos”.

“La alegría del bien es contagiosa” 

De este modo, recordó que “la alegría del bien es contagiosa” y por ello invitó a los fieles a renovar “en la fe la fuerza de nuestro testimonio”. “Si realmente queremos ayudar a las personas con las que nos encontramos, vigilemos sobre nosotros mismos”, indicó el Pontífice.

También recordó que “el Señor, a quien aguardamos glorioso al final de los tiempos, viene cada día a llamar a nuestra puerta” y pidió por ello estar preparados.

A continuación, posó su mirada sobre las guerras y conflictos actuales, subrayando la llamada de los cristianos a trabajar por la paz: “¡Con qué urgencia percibimos hoy esta llamada! ¡Cuánta necesidad de paz, de unidad y de reconciliación hay a nuestro alrededor, y también en nosotros y entre nosotros! ¿Cómo podemos contribuir a responder a esta exigencia?”, preguntó.

Como respuesta a este interrogante, el Pontífice propuso la metáfora del estrecho del Bósforo que atraviesa la ciudad de Estambul, uniendo los continentes de Asia y Europa. 

“Su triple extensión a través del Estrecho nos hace pensar en la importancia de nuestros  esfuerzos comunes por la unidad en tres niveles: dentro de la comunidad, en las relaciones ecuménicas  con los miembros de otras confesiones cristianas y en el encuentro con los hermanos y hermanas que pertenecen a otras religiones”, señaló.

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“La unidad que se consolida en torno al altar es un don de Dios”

En este contexto, recordó que en Turquía están presentes cuatro tradiciones litúrgicas diferentes —la latina, la armenia, la caldea y la siríaca—, “cada una de las cuales aporta su propia riqueza espiritual, histórica y de experiencia eclesial”. 

“Compartir estas diferencias —continuó el Pontífice— puede mostrar de manera eminente uno de los rasgos más bellos del rostro de la Esposa de Cristo: el de la catolicidad que une. La unidad que se consolida en torno al altar es un don de Dios y, como tal, es fuerte e  invencible, porque es obra de su gracia”. 

Por ello, el Santo Padre invitó a los fieles a poner todo su empeño “en favorecer y fortalecer los lazos que nos unen, para enriquecernos mutuamente y ser, ante el mundo, un signo creíble del amor universal e infinito del Señor”.

En el marco del ecumenismo, tema central de este histórico viaje, el Papa invitó a renovar “nuestro ‘sí’ a la unidad, especialmente en el mundo actual, donde “con demasiada frecuencia, la religión se utiliza para justificar guerras y atrocidades”. 

Recordó que “el que no ama, no ha conocido a Dios” y exhortó a valorar “lo que nos une, derribando los muros del prejuicio y la desconfianza, favoreciendo el conocimiento y la estima mutua, para dar a todos un fuerte mensaje de esperanza y una invitación a convertirse en artífices de  la paz”.

“Que nuestros pasos se muevan como  sobre un puente que une la tierra con el cielo y que el Señor ha tendido para nosotros. Mantengamos  siempre la mirada fija en sus orillas, para amar con todo el corazón a Dios y a los hermanos, para caminar juntos y poder encontrarnos todos, algún día, en la casa del Padre”, concluyó.

Al término de la Misa, el Vicario Apostólico de Turquía, Mons. Massimiliano Palinuro, agradeció al Santo Padre por “haber confirmado en la fe a los católicos de esta tierra”. Recordó también que en la Misa estuvieron presentes más de 70 naciones, todos como hermanos, sintiéndose parte de “una misma familia”.

Subrayó la invitación del Papa a construir puentes de unidad y exhortó a buscar la justicia y la paz. Por último, le hizo entrega de un “regalo ecuménico”: un cáliz en el que se representan a los seis apóstoles que llevaron el Evangelio a Turquía.

Después de unos momentos de oración ante la imagen de la Virgen María, el Santo Padre abandonó el recinto, de nuevo en una solemne procesión en la que ocupó el último lugar.

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