“Un momento de gran familiaridad”. Así describió la abadesa María Cristina Daguati, del convento agustino en Montefalco, la visita del Papa León XIV este jueves.
Después de visitar la tumba de San Francisco en Asís y reunirse con los obispos italianos, el Papa viajó a la ciudad italiana de Montefalco para celebrar Misa en el monasterio de las monjas agustinas, erigido en el siglo XIII y uno de los centros espirituales más antiguos y significativos de la región de Umbría.
El Papa llegó en helicóptero a esta ciudad, conocida por su arquitectura medieval, y aterrizó en el campo deportivo, donde fue recibido por el alcalde Alfredo Gentili y el teniente alcalde Daniele Morici.
A las puertas del monasterio —donde actualmente viven 13 monjas— se agolparon los vecinos de esta pequeña región de Perugia que esperaban su llegada con gran expectación.
“Lo conocemos desde hace años; fue un momento de familiaridad. Tiene una personalidad muy tranquila”, detalló la Madre María Cristina en declaraciones a Vatican News.