El Papa León XIV se trasladó este lunes a la Basílica de San Agustín en Roma, situada en el corazón de la ciudad, para presidir la Misa de apertura del 188° Capítulo General de la Orden de San Agustín.
En su primera visita oficial tras ser elegido Papa a este templo, símbolo de la Orden de San Agustín en la Ciudad Eterna, el Santo Padre fue recibido por sus hermanos agustinos y por el rector de la basílica, el P. Pasquale Cormio.
Esta basílica, una de las primeras renacentistas erigidas en Roma y donde además reposan los restos mortales de Santa Mónica, la madre del santo de Hipona, tiene un gran valor para el Papa León XIV, ya que fue aquí donde recibió la ordenación sacerdotal en 1982.
Al inicio de su homilía, el Santo Padre pidió que el Espíritu Santo guíe los trabajos de la Orden y que su gracia “se convierta en la protagonista de los días por venir”.
“El Espíritu Santo habla, hoy como en el pasado. Lo hace en lo más profundo del corazón y a través de los hermanos y de las circunstancias de la vida”, señaló.
Tras exhortar a los agustinos a cultivar un clima de “escucha de Dios y de los demás”, evocó las palabras de San Agustín para recordarles que “juntos sois miembros del Cuerpo de Cristo, que habla todas las lenguas”.