El Papa León XIV dirigió la oración mariana del Ángelus en la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, que se celebra este viernes 15 de agosto, desde la emblemática Plaza de la Libertad de Castel Gandolfo, donde se encontraban más de 2.500 personas que le recibieron al grito de “¡Viva el Papa!”.
El Santo Padre recordó a los fieles el texto sobre la Virgen María en la constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, donde se indica que “la Madre de Jesús, de la misma manera que, glorificada ya en los cielos en cuerpo y en alma, es imagen y principio de la Iglesia que habrá de tener su cumplimiento en la vida futura, así en la tierra precede con su luz al peregrinante Pueblo de Dios como signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor”.
En este contexto, el Pontífice destacó: “María, que Cristo resucitado ha llevado consigo a la gloria en cuerpo y alma, resplandece como icono de esperanza para sus hijos peregrinos en la historia”.
A continuación, el Santo Padre precisó que “esta verdad de nuestra fe” es perfectamente coherente con el tema del Jubileo que estamos viviendo, cuyo lema es “Peregrinos de esperanza”.
Para el Papa León XIV, el peregrino necesita “una meta que oriente su viaje”, una meta “hermosa, atrayente, que guíe sus pasos y lo anime cuando esté cansado, que reavive siempre en su corazón el deseo y la esperanza”.
Por ello, subrayó que en el camino de la existencia “esta meta es Dios, Amor infinito y eterno, plenitud de vida, de paz, de alegría, de todo bien”.