A raíz de la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de ley de eutanasia, la Conferencia Episcopal del Uruguay reiteró su apoyo a los cuidados paliativos y subrayó que la eutanasia es contraria a la ética de la profesión médica.
El último martes, la Cámara de Diputados de Uruguay aprobó con 64 votos a favor y 29 en contra, el proyecto de ley que permite solicitar la eutanasia a cualquier persona mayor de 18 años “que padezca una o más patologías o condiciones de salud crónicas, incurables e irreversibles que menoscaben gravemente su calidad de vida, causándole sufrimientos que le resulten insoportables”.
La propuesta pasará ahora al Senado que, de aprobarla, convertiría a Uruguay en el tercer país de Latinoamérica en legalizar el suicidio asistido.
En su mensaje difundido el 13 de agosto, los obispos uruguayos aseguran haber recibido “con tristeza” la media sanción del proyecto de ley sobre la eutanasia llamado “muerte digna”.
Al respecto, recordaron lo expresado el pasado 4 de abril en el documento “Afrontar con amor el final de la vida”, en el que señalan que “tampoco es éticamente aceptable causar la muerte de un enfermo”.
En ese sentido, y en consonancia con la Asociación Médica Mundial y el Código de Ética Médica, afirman que “la eutanasia activa, entendida como ‘la acción u omisión que acelera o causa la muerte de un paciente’, es contraria a la ética de la profesión”.