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Seminarios católicos estadounidenses afirman que están en una "época dorada"

El Papa León XIV conversa con los seminaristas que participan en el Jubileo de los Seminaristas el 24 de junio de 2025./ Crédito: Vatican Media.

Durante décadas, los seminarios católicos de Estados Unidos, afectados por la crisis posterior al Concilio Vaticano II de la década de 1960 y la crisis de abusos sexuales, han visto disminuir constantemente el número de candidatos al sacerdocio.

Hasta ahora, esta tendencia no ha cambiado, pero ya no refleja la realidad de los seminarios, que se encuentran en su mejor momento en décadas en cuanto a cultura y calidad de la formación sacerdotal, según los expertos.

“Estoy convencido de que los seminarios católicos estadounidenses están en muy buen estado, mejor que en muchas décadas. Si bien existen estadísticas sobre la formación en seminarios, mi propia conclusión se basa en mi experiencia personal y en conversaciones con muchos otros rectores y formadores de seminarios durante los 14 años que llevo en este trabajo. Incluso la llamaría una ‘época dorada’ de la formación en seminarios”, afirmó el P. Carter Griffin, rector del Seminario San Juan Pablo II en Washington D.C.

“Algunos seminarios aún necesitan reformarse, pero... en una considerable mayoría, los seminarios estadounidenses están en su mejor momento en décadas”, coincidió George Weigel, destacado autor católico y miembro distinguido del Ethics and Public Policy Center.

Weigel, conferenciante frecuente en seminarios estadounidenses, afirma haber observado “un nivel de madurez de los seminaristas y de participación del profesorado en la formación que habría sido sorprendente hace 40 años, quizás incluso hace 25”.

Para el año académico 2023-2024, la matrícula en programas postuniversitarios de formación sacerdotal se situó en 2.920 seminaristas, un aumento del 6%, aunque en general representa una "continuación de un declive relativamente lento a largo plazo" de los últimos 40 años, cuando la cifra comparable era el doble, con 6.426, según un informe anual sobre seminarios estadounidenses publicado por el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado de la Universidad de Georgetown.

Esas cifras no son erróneas, pero ya no significan lo que significaban antes.

"Las 'métricas' pueden ser una trampa y un engaño, porque no se puede medir matemáticamente la madurez espiritual e intelectual ni el compromiso pastoral", advirtió Weigel. De hecho, si acaso, las cifras más bajas a veces pueden ser un signo de salud, afirmó.

“Sugeriré un indicador que me parece alentador: la cantidad de jóvenes que son invitados a abandonar los seminarios porque, a juicio de formadores sabios y experimentados, simplemente no tienen las cualidades necesarias para desempeñarse bien en el ministerio ordenado. Ya casi han pasado los tiempos en que la admisión a un seminario era prácticamente una garantía de ordenación”, dijo Weigel.

Muchos sitúan este cambio a mediados de la década de 2000.

“Hace veinte años, los seminarios apenas estaban dando un giro”, dijo Carmina Chapp, decana de la School of Theological Studies at Saint Charles Borromeo Seminary, en las afueras de Filadelfia.

“Creo que, a partir de ahí, los seminarios comenzaron a mejorar en la calidad de su educación, su formación intelectual y su atención a la formación humana”, aseguró.

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“En lo que respecta a la reforma de los seminarios, la crisis de abusos de 2002 concentró profundamente la atención de los obispos”, indicó Weigel.

“La crisis de abusos —señaló— dejó inequívocamente claro que el aumento de casos de abusos se produjo a raíz del colapso de la disciplina teológica y formativa en los seminarios de mediados y finales de la década de 1960”.

Tras la crisis de abusos, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) puso mayor énfasis en la "formación humana" de los sacerdotes y la disciplina del celibato en el Programa de Formación Sacerdotal (PPF), que establece las directrices para la preparación de todos los seminaristas estadounidenses para el sacerdocio.

Por ejemplo, la primera edición, publicada en 1971, sólo incluía cuatro párrafos sobre el celibato, según un artículo de la revista América. La segunda edición, de 1976, añadió un párrafo, y la de 1981 incluyó varios más, según una presentación de la hermana franciscana Katarina Schuth en la University of St. Thomas’ St. Paul Seminary School of Divinity, publicada en el sitio web de la USCCB.

La siguiente edición, de 1992, amplió significativamente el tratamiento del celibato. Ese mismo año, el Papa Juan Pablo II publicó Pastores Dabo Vobis, una exhortación apostólica postsinodal sobre la formación de los sacerdotes, el primer documento papal en una generación. (El anterior fue la encíclica del Papa Pablo VI, Sacerdotalis Coelibatus, sobre el celibato sacerdotal, de 1967).

El P. Griffin describió Pastores Dabo Vobis como la “carta magna” de la formación en el seminario, pues está centrada “en las cuatro áreas de la formación sacerdotal, incluyendo, de suma importancia, la formación humana”.

“Aunque parezca increíble, si bien la formación humana se impartía en los seminarios antes de eso, no tenía un enfoque explícito”, dijo el P. Griffin. “Ahora estamos en la segunda o tercera generación de sacerdotes formados bajo la Pastores Dabo Vobis, y eso ha marcado una gran diferencia. Las profundas divisiones generacionales que afectaban a los seminarios en el pasado ya no existen”.

La quinta edición del Programa de Formación Sacerdotal, publicada en 2005, refleja la influencia de Pastores Dabo Vobis, y el celibato se aborda casi 20 veces a lo largo del documento principal.

Según Chapp, las múltiples actualizaciones del programa han mejorado la “formación humana” de los seminaristas. "También creo que han estado atentos a la cultura y a las presuposiciones que traen los hombres al seminario y que deben abordarse, ya sea reafirmadas o no", afirmó. "Muchos hombres llegan al seminario con una herida en la cultura general que debe ser sanada para que puedan empoderarse para sanar a otros como sacerdotes", añadió.

"Las advertencias de la historia nos pisan los talones", dijo el P. Griffin.

“La crisis de abusos sexuales en el clero se produjo, según mi lectura, porque muchos hombres ingresaron al seminario y fueron ordenados cuando nunca debieron haberlo sido. Si bien distan mucho de ser perfectos, los estándares de admisión son más altos hoy en día, los instrumentos utilizados (como las pruebas psicológicas exhaustivas) son más exhaustivos, y quienes toman decisiones sobre admisión y ascensos son más conscientes de los peligros de ordenar a los hombres equivocados”, añadió.

No se trata solo de la formación humana y un mayor énfasis en el celibato sacerdotal.

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Los seminarios también han cambiado la manera en que forman teológicamente a los futuros sacerdotes, pasando de un currículo basado en las obras de Karl Rahner a uno influenciado por los escritos de Hans Urs von Balthasar y el Papa Benedicto XVI, según Chapp.

Si bien Rahner es considerado más antropocentrista en su teología, este último enfoque se basa en el movimiento de ressourcement: una renovación teológica a través de un "retorno a las fuentes", en particular a las Escrituras y a los Padres de la Iglesia.

La riqueza teológica parece ir de la mano con el rigor moral y la solidez espiritual.

"El tipo de hombres que se están preparando para discernir el sacerdocio, en nuestra era cada vez más secular, no están interesados en un cristianismo diluido. No conozco a ningún seminarista que desee un mensaje evangélico recalentado que anhele la aprobación de la cultura en general", dijo el P. Griffin.

Añadió: "He acompañado de cerca a 250 seminaristas durante estos 14 años, y casi todos desean una proclamación contundente, segura y clara del mensaje evangélico completo, tanto en las partes agradables como en las más difíciles. Son fieles a la Iglesia, sinceros y abiertos a la formación. Esta ha sido no solo mi experiencia, sino la de prácticamente todos los formadores que conozco”.

Ahora, con la elección de un Papa estadounidense, los seminarios podrían recibir un impulso adicional.

“Es demasiado pronto para saberlo, ya que la mayoría de las solicitudes de discernimiento y de ingreso al seminario de este año ya estaban en marcha cuando el Papa León fue elegido. Sin embargo, estoy seguro de que un Papa estadounidense sólo puede tener una influencia positiva en las solicitudes de ingreso al seminario. Me sorprendería si no pusiera el sacerdocio en el mapa para muchos jóvenes estadounidenses”, dijo el P. Griffin.

Weigel coincidió. “Imagino que, con el tiempo, marcará una diferencia considerable el hecho de que el actual Papa ya haya dejado claro su aprecio por los sacerdotes y seminaristas, algo que no era una característica destacada de su predecesor inmediato”.

Si bien puede ser demasiado pronto para predecir el efecto del Papa León XIV en las futuras vocaciones al sacerdocio, Chapp afirma que los seminaristas actuales de San Carlos Borromeo están “muy entusiasmados”.

“Son muy optimistas y esperanzados porque el Papa es estadounidense”, aseguró.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en NCRegister.


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