El funeral de Matteo Balzano, un joven sacerdote italiano que recientemente se quitó la vida a sus 35 años, fue celebrado el pasado 8 de julio en presencia de los fieles —especialmente jóvenes— a los que atendía en la parroquia de Cannobio, en la región del Piamonte.
La ceremonia fue presidida por Mons. Franco Giulio Brambilla, Obispo de Novara, quien pronunció una improvisada y esperanzadora homilía, con un notable esfuerzo debido a que se encontraba, según indicó, “destrozado por el dolor”.
Antes del trágico hecho, el P. Balzano había retomado su misión entre los jóvenes del oratorio de la parroquia de Cannobio, por lo que Mons. Brambilla quiso dirigirse a ellos en particular: “Me impresionó el dolor inconsolable de los jóvenes, los mismos que hoy están aquí delante”, comentó.
“Tú siempre creíste en todos nosotros y en cada uno de nuestros sueños”
El obispo cedió su lugar a Alessia, una joven que leyó una carta dirigida al P. Balzano en nombre de sus compañeros: “Incluso en nuestros momentos más difíciles tú siempre conseguías arrancarnos una sonrisa, diciéndonos alguna tontería o tomándonos el pelo en broma, como solías hacer”.
La joven le agradeció por haber devuelto “la vida” al oratorio y por haber valorado “cada uno de nuestros puntos fuertes”. Con nostalgia, Alessia afirmó que, desde el primer momento, el sacerdote se convirtió en “un pilar fundamental”, en una persona a “la que podía confiar cualquier cosa, incluso la más tonta, porque tú para mí no eras solo mi don, mi confesor o mi ‘superior’, para mí eras ante todo un amigo”.