Los obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) iniciaron su 119° asamblea plenaria con un llamado a ser portadores de la esperanza, el perdón y la paz, ante la situación actual del país, que afronta diversos desafíos a los cuales quieren hacer frente desde la fe católica.
“Nuestras comunidades corren el riesgo de caer en la desesperanza pues no encuentran un horizonte claro de solución a los problemas estructurales del país", por lo cual “deseamos dar una palabra de esperanza”, dijo en su ponencia inaugural el presidente de la CEC, Mons. Francisco Javier Múnera.
El también Arzobispo de Cartagena expresó su honda preocupación “por la violencia permanente y creciente que atenta contra la vida y los derechos humanos y llena de pesimismo a las poblaciones; una violencia financiada por la ilegalidad del narcotráfico, el microtráfico, la minería ilegal y otras fuentes ilícitas”.
Ante este panorama, continuó, “nuestras comunidades corren el riesgo de caer en la desesperanza pues no encuentran un horizonte claro de solución a los problemas estructurales del país y sobreabunda un ambiente enrarecido que opaca, disfraza y oculta la verdad”.
A esto, lamentó el prelado colombiano, “se suma la falta de articulación de liderazgos políticos coherentes con la búsqueda del bien común en todos los niveles de representatividad y la ausencia de un proyecto unificado de país que anime a las personas al sentido de pertenencia, al compromiso en la defensa de la institucionalidad y la democracia, y al amor por la patria”.
“Reconociendo los esfuerzos en algunos territorios del país en materia de política de paz y seguridad, se siguen encontrando grandes dificultades a nivel nacional, lo que ha provocado la crisis de las mesas de diálogo con varios actores armados, muchas de las cuales estaban siendo acompañadas por la Iglesia Católica”, resaltó.