Alejandra Quintana tiene 45 años, vive en Salta (Argentina) y es profesora de educación física. Sin embargo, desde muy joven, su corazón perseguía un anhelo mayor: ser de Cristo.
En abril de este año, su rostro circuló por los medios locales, al convertirse en la primera virgen consagrada de su provincia.
Los comentarios en las redes sociales no tardaron en llegar, muchos desde el desconocimiento. Es que, aunque se trata de una forma de vida consagrada muy antigua, no es tan conocida como la vida sacerdotal o religiosa.
En diálogo con ACI Prensa, ella lo explica así: “Yo soy una mujer seglar que decide seguir a Cristo al servicio de la Iglesia. Por medio de este propósito y de la oración consecratoria me convierto en una persona sagrada, en la esposa de Cristo. Soy como la esposa de Cristo, espiritualmente hablando”.
Alejandra no pertenece a una congregación religiosa. No vive en comunidad ni usa hábito. Vive en su casa, trabaja como docente en una escuela pública y reza todos los días por la Iglesia. Su consagración fue un acto público ante el obispo, mediante el cual asumió vivir en virginidad perpetua por amor a Cristo.