La Diócesis de Saltillo, en el estado mexicano de Coahuila, desmintió que haya emitido alguna declaración en la que se haya referido a “divorcios católicos” o “divorcios religiosos”, y precisó que “la figura del divorcio no existe en la Iglesia”.
En un comunicado difundido a través de sus redes sociales, la diócesis mexicana, gobernada pastoralmente por Mons. Hilario González García, pidió a los fieles católicos “no dejarse llevar por titulares imprecisos en medios de comunicación y redes sociales”. En el derecho canónico —la ley de la Iglesia—, explicó, “la nulidad matrimonial no es un divorcio, sino la declaración de que un matrimonio nunca fue válido, debido a la existencia de vicios o impedimentos desde su celebración”.
“Esto significa que, a pesar de que las personas hayan contraído matrimonio, la Iglesia consideró que nunca existió un vínculo matrimonial válido”.
A continuación, la Diócesis de Saltillo recuerda que el Código de Derecho Canónico “establece diversas causales de nulidad”, contenidas principalmente entre los cánones 1083 y 1107. En forma general, señala el obispado, entre esas causas se encuentran “la falta de consentimiento válido, la existencia de impedimentos (como parentesco), o defectos en la forma en que se celebró el matrimonio”.
La nulidad, subraya, “no es lo mismo que el divorcio”, pues “a diferencia del divorcio civil, la Iglesia Católica considera el matrimonio indisoluble, por lo que no existe el divorcio en el ámbito canónico. La nulidad, por otro lado, declara que el matrimonio nunca fue válido desde el principio”.
Para que sea declarada la nulidad, añade, es necesario “un proceso judicial en un tribunal eclesiástico, donde se analiza si se cumplen las condiciones para declarar la nulidad del matrimonio”.