Miles de personas con discapacidad viajaron a Roma para participar en su Jubileo, ocasión que aprovecharon para peregrinar a la Basílica de Santa María la Mayor y rezar ante la tumba del Papa Francisco, quien durante su pontificado exhortó a evitar la palabra “discapacitados” y referirse a ellos como personas con “capacidades diferentes”.
Hasta los pies de esta basílica, donde apenas hace tres días fue enterrado el Santo Padre, llegaron desde el domingo cerca de 20.000 fieles que, tras esperar durante horas su turno bajo el sol, pudieron entrar en el templo y visitar la tumba, custodiada por la Virgen Salus Populi Romani.
Entre ellos se encontraba una numeroso grupo de Unitalsi Italia, una asociación formada por voluntarios que hacen posible que enfermos y personas con discapacidad puedan participar en peregrinaciones a santuarios marianos, especialmente a Lourdes.
Con más de cuatro décadas de experiencia como voluntaria, Giuseppina, de 80 años y con dos hijas con discapacidad, relató con un brillo juvenil en su mirada que pediría al Papa Francisco la fuerza necesaria para seguir ayudando “con mucho amor” a los necesitados.
Embargada por la emoción y la nostalgia, reveló que ayudar a las personas es lo que le otorga la verdadera fidelidad. “Francisco siempre ha tenido presente a aquellos que no han tenido la suerte de ser personas sanas, pero hay que ser cercanos y hacerles sentir que son como nosotros”, añadió.