El Papa Francisco saludó por última vez a los fieles de todo el mundo desde la Basílica de San Pedro el día más importante para los cristianos: la Pascua de Resurrección, núcleo y fundamento de la fe católica que proclama el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte.
En la mañana del 20 de abril, ante decenas de miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco se asomó a la logia central de la Basílica para dirigir su mensaje pascual.
Con el rostro marcado por el cansancio y la voz entrecortada debido a su dificultad para respirar, el Santo Padre pronunció con gran esfuerzo la que sería su última bendición: “Queridos hermanos y hermanas, ¡Buena Pascua!”. Un día más tarde, en la mañana del 21 de abril, el Papa Francisco fallecía a sus 88 años.
En su mensaje de Pascua, leído el domingo por Mons. Diego Ravelli, maestro de Ceremonias Pontificias, el Santo Padre manifestó su profundo anhelo de paz y deseó “que nunca falle el principio de humanidad como eje cardinal”.