Oración

Señor Nuestro Jesucristo, que dijiste "pedid y recibiréis", humildemente te suplicamos que, por la intercesión de San Martín de Porres, escuches nuestros ruegos.
Renueva, te suplicamos, los milagros que por su intercesión durante su vida realizaste, y concédenos la gracia que te pedimos si es para bien de nuestra alma. Así sea.



Para pedir un favor

En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.
Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.
Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.

Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.

Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Deprecaciones en los casos más apremiantes

Por el deseo ardiente de martirio que tuviste y por tu celo por la propagación de la fe y bien de las almas, alcánzame, Padre mío Martín, la gracia que te pido. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

Por la esperanza heroica que tuviste en alcanzar la felicidad del cielo por los méritos de la sangre de Cristo, obténme de nuestro buen Dios el favor que te pido, Padre mío Martín. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

Por la caridad con que amaste a Dios, sobre todas las cosas y socorriste en cualquier necesidad al prójimo, no me dejes desconsolado en esta aflicción, Padre mío Martín. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

Por las austerísimas penitencias con que discretamente mortificaste tu alma y cuerpo y por las extraordinarias gracias con que Dios te auxilió en este ejercicio, consígueme lo que solicito, amado Padre mío Martín. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

Por la oración con que salvaste la vida de tres reos fugitivos y por el celo con que exhortaste a enmendar su conducta, acógeme bajo tu amparo, amado Padre mío Martín. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

Por la compasión con que protegiste a veinte jóvenes pobres y virtuosas, dotándolas con cuatro mil pesos cada una y por el premio que alcanzaste de Dios para tu devoto don Mateo, bendiciendo y aumentando sus riquezas, socórreme, amado Padre mío Martín. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

Por el regalo grande que te hizo el Señor Crucificado en la oración, en el capítulo del convento, elevándote arrodillado hasta besar la llaga de su costado, dame espíritu de compunción; no me olvides en la presencia de Dios y concédeme la gracia que solicito en estas deprecaciones. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.



Oración por los Hispanos

San Martín de Porres, tú que hablas español como nosotros; tu color, tu pobreza, tu hogar podrían haberte deprimido en aquella sociedad.

Pero la dignidad de hijo de Dios por tu fe bautismal en la Iglesia Católica te elevó por encima de aquella nobleza de la Ciudad de los Reyes.

Haz que los Hispanos en América, en la del Norte especialmente, estén conscientes de su propia dignidad. Se preparen en las escuelas, consigan títulos de trabajo, tengan afán de superación hasta llegar ellos o sus descendientes a ser dirigentes en esta sociedad.

Que todos: en el hogar, en el trabajo, en la calle y en todo lugar tengan sentido de responsabilidad. Como tú, glorioso Martín de Porres, lograste ser responsable tanto de seglar como luego de fraile.

Que descubran y fomenten la grandeza de su Fe, católica como la tuya, fuente de fortaleza en esperanza. Muchos son "de color" como tú. Ni drogas, ni abandono, ni desprecios, ni robos, ni abusos sexuales sean sus caminos, que llevan a la esclavitud.

Martín glorioso, tú cantas victoria en el Cielo. Que te miren todos los que buscan la liberación aquí en este suelo. Enséñanos el camino de la auténtica personalidad. Amén.

Señor tu condujiste a San Martín a la gloria eterna por medio de su humildad. Ayúdanos, te rogamos, a seguir el ejemplo de santidad y poder ser dignos de ser exaltados junto con él en el Cielo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.