24 de octubre

SAN FELIX, Obispo de Tibiuca

A comienzos de la persecución de Dioclesiano, muchos cristianos entregaron a los perseguidores los libros sagrados para que los quemasen. Algunos trataron de disculpar su proceder o disminuir su culpabilidad, como silas circunstancias pudiesen justificar la cooperación en una acción imía o sacrílega. Felix, obispo de Africa proconsular, lejos de seguir el mal ejemplo de tantos otros cristianos se sintió ma´s bien espoleado a adoptar una conducta vigorosa y vigilante. El magistrado de Tibiuca, Magniliano, le ordenó que entregase todos los libros y escritos sagrados para quemarlos. El mártir replicó que estaba obligado a obedecer a Dios antes que a los hombres y entonces Magniliano lo envió al preconsul de Cártago. Éste furioso por la firmeza del obispo lo sometió a los más crueles tormentos sin lograr que el Obispo le entregase los libros.

Finalmente, el preconsul de Cártago lo envió en un navío a Italia, donde fue decapitado.