Tercer Día de la Novena a San Juan de la Cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.

Acto de Contición

Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.

Oración Inicial

Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria. Amén.

Tercer Día

Amantísimo Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra continua oración merecisteis renombre de doctor extático y luz especialísima para gobernar las almas y hacerlas adelantar en el camino de la virtud: os suplico humildemente que, como Padre y Director iluminado, alumbréis la mía con las luces de vuestra celestial doctrina, y la inclinéis al ejercicio santo de la oración, con el cual, desprendida de todo lo terreno, llegue a amar solo a Dios y a las cosas del cielo, y así pueda alcanzar de Su Divina Majestad perseverancia en el bien obrar, y también, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después pedirá con fervor lo que desea alcanzar en esta novena.

Oración Final

Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.