Mirada sobre el Purgatorio

Prefacio de Monseñor Henri Brincard - 1994

Obra traducida del francés por José Gálvez Krüger
Director de la Revista de Humanidades Studia Limensia


Prefacio

Meditar el misterio del Purgatorio a la luz de las enseñanzas de la Iglesia es fuente de un gran beneficio espiritual para el cristiano. Esta meditación le da, en efecto, un sentido más profundo de la Santidad de Dios, lo mismo que una alta idea de su vocación, que no soporta ni tibieza ni acomodamientos ni compromisos culpables con el mundo. Le enseña la pureza del amor y vuelve más intenso su deseo de ver a Dios. Finalmente, alarga su caridad empujándola a obrar por las que Verónica Giuliani llamaba con compasión “las almas olvidadas”.

¿No tienen el derecho, en efecto, a una solicitud particular en razón de su pobreza y de su sufrimiento? La caridad fraterna, que Jesús alabó con tanta insistencia en la parábola del Buen Samaritano, ¿no se nos convierte en un urgente deber de apresurar su liberación mediante la oración y la ofrenda? Santa Teresa del Niño Jesús estaba convencida, no dejaba de decir cada tarde, en su sufragio, seis Pater y seis Ave. Por otro lado, son numerosos los santos que fueron llamados, en el curso de los años, a rezar especialmente por las almas del Purgatorio. El nombre de Catalina de Génova (1447-1510) está presente en todas las memorias; su Tratado del Purgatorio es el resumen admirable de una experiencia mística en la – según un modo particular – ella conoció en lo más profundo de su corazón los sufrimientos que soportan las almas en este lugar de purificación.

Con el fin de alentar a los fieles a orar por las almas del Purgatorio, pareció oportuno publicar esta relación, cuyo autor, a pedido de su padre espiritual, desea permanecer en el anonimato. Ciertamente las revelaciones particulares no agregan nada a la única Revelación de Jesucristo, guardada y transmitida fielmente por la Iglesia; su conformidad con la enseñanza del Magisterio debe ser verificada. Conviene recordar también que la aprobación eclesiástica, aun cuando es concedida, no garantiza el origen sobrenatural de lo que es publicado. Finalmente, es importante subrayar que las revelaciones privadas son están destinadas a satisfacer una vana curiosidad ni a zanjar los problemas discutidos por los teólogos.

Por mi parte, deseo que esta relación, más allá de su forma particular, reavive la devoción hacia las almas del Purgatorio y favorezca saludables reflexiones. Con santa Catalina de Génova, es bueno decir:

“Oh bien infinito, ¿cómo es posible que no seas amado y conocido por lo que está hecho para conocerte y gozar de ti? Por lo poco de sentimiento y de gusto que Dios, por su gracia, da a probar al hombre ya en esta vida debería, para poseerlos, dejar cualquier otra cosa”

Diálogos III
Henri Brincard
Obispo de Puy-en-Velay

 

Introducción

Dada la profundidad del texto publicado, ha sido indispensable agregarle notas con el fin de esclarecer los pasajes más difíciles. Estas notas se inspiran sobre todo en la enseñanza de santo Tomás de Aquino, a quien la Iglesia reconoce como “la expresión particularmente elevada, completa y fiel, tanto de su Magisterio como del Sensus Fidei de todo el pueblo de Dios”.

Sin duda, el lector será sacudido por la densidad, la claridad y la sobriedad de esta relación sobre el Purgatorio, siendo una de sus características principales hacer resurgir el aspecto luminoso de este misterio. Y es particularmente feliz porque “podemos sacar del Purgatorio más consolación que aprehensión” (Cardenal Journet). El Purgatorio es un don del Corazón Herido del Cordero, en el que la Misericordia envuelve a la Justicia; su contemplación debe ser la fuente de acción de gracias y de alabanzas: debemos querer no ir, no por temor servir sino “para causar placer al Buen Dios” (Santa Teresa del Niño Jesús).

Algunas notas sobre la presentación de esta relación: fue redactada bajo la forma de folios clasificados cronológicamente. Para entregar al público enseñanzas beneficiosas a todos, se suprimió, con la aprobación de teólogos sagaces, todo lo que amenazaba desviar la mirada de lo esencial. Fueron separados los pasajes concernientes a la vida personal del autor y rectificadas algunas incorrecciones y gazapos de estilo. Para facilitar la comprensión del texto, ha sido dividida en tres partes: en la primera se reagrupó todo lo que concierne al fin de las revelaciones particulares y a la manera de aprovecharlas. En la segunda parte, se han reunido según un orden sistemático, las enseñanzas de carácter más doctrinal, que forman de alguna manera un tratado del Purgatorio. La tercera y última parte está consagrada a algunas manifestaciones de las almas del Purgatorio. El orden seguido no respeta estrictamente la sucesión cronológica de la relación, en la medida en la que algunas veces se manifestó el interés de reagrupar ciertas comunicaciones alrededor de un tema común.

Nota sobre las revelaciones particulares

“La Iglesia Católica la tiene por posibles, por reales en ciertos casos puesto que aprueba varias de ellas, por relativamente raras, por necesariamente sumisas a la revelación pública” (D.A.F.C., art. Révélation, t. IV, 1928, col. 1008).

Estas revelaciones particulares no agregan nada al depósito de la fe, cerrado con la muerte del último Apóstol. En efecto, “desde que nos dio a su Hijo, que es su Palabra, no tiene otra palabra que darnos. Nos lo dice todo a la vez y de un solo golpe en esta única Palabra”. Las revelaciones particulares se distinguen en revelaciones privadas destinadas sólo al creyente, y en revelaciones públicas, concernientes a la vida de la Iglesia. Las revelaciones públicas son útiles para la conducta de los fieles que son instruidos sobre lo que deben hacer “según lo que es oportuno para la salvación de los elegidos”. La Iglesia no las aprueba sino después de haberlas examinado atentamente; se asegura, ante todo, de la objetividad de los hechos y de la conveniencia general; aun aprobadas, no se convierten en objeto de fe; sin embargo, “esas revelaciones, cuando son divinas, obligan a quienes han sido hechas y a aquellos para quienes su verdad histórica y teológica es cierta” (D.AF.C., art. citado). Respecto de las revelaciones privadas, “se impone la prudencia, pero no por la depreciación sistemática ni el escepticismo burlón”.

 

Primera parte

Tener un corazón de niño

 “Oh amor, ¿qué se puede decir de ti?
Aquel que te experimenta no te comprende,
quien te quiere comprender no te puede conocer…

Oh fuego de amor, ¿qué haces en este hombre?
Lo purificas como el fuego purifica el oro
Y enseguida, lo conduces contigo a tu patria,
A ese fin para el cual o creaste”

Santa Catalina de Génova
Tratado del Purgatorio, Diálogo III


Estuve preso y me visitaste

La voz de Jesús se hizo escuchar en mi alma, clarísima, muy íntima:

Quiero que se rece por estas santas almas del Purgatorio,
Porque mi divino Corazón está ardiente de amor por ellas.
¡Deseo vivamente su liberación, con el fin de unirme a ellas totalmente!
Reza por ellas, haz que recen, y escribe todo lo que se te ha revelado.
No olvides mi palabra: “Estuve en prisión y me visitaron”
Aplica esto a las santas almas: es a mí a quien tú visitas en ellas,
Por tu oración y tus obras en su favor, en su sufragio.
Mira su perfección, que te debe servir de enseñanza:
Sufriendo las penas más terribles,
Sin embargo, no tienen ninguna mirada sobre ellas mismas ni sobre esos tormentos, sino están entregadas del todo a mi Amor y a la Pura Voluntad de mi Padre.
Esa es nuestra única preocupación: nuestra Gloria.
Aprendan de esas santas almas la pureza del amor
Que se vuelve únicamente hacia mi Corazón.
¡Permanece en paz, haz lo que te pido, hijo mío!

¡Qué magnífica lección, qué consuelo y qué paz! MI Dios, ¡concédeme la gracia de una obediencia radical, confiada, perfecta, que no me haga sólo cumplir, sino anticiparme a tus deseos! Señor, ilumíname, dame la fuerza de serte fiel.


Anuncio del Ángel de la guarda

En el curso de la mañana, como rezaba por las almas del Purgatorio, mi Ángel guardián se manifestó a mi alma y le hizo escuchar, de manera del todo interior escuchar la salutación habitual: ¡Alabado sea Jesucristo! Me incliné para responder: el Ángel me inspiró para redirigir la cabeza para recibir la señal de la Cruz que trazó sobre mi frente. Podía contemplarlo, mensajero del amor divino, nimbado de luz, y mi alma estaba en una gran paz, una felicidad profunda, su faz era luminosa, me miraba con dulzura y gravedad. Ala vista del cinto de color violeta que ornaba su túnica blanca, comprendí lo que el Señor quería de mí: oración y penitencia.

Me hizo saber cuánto nos ama el Señor, y cuánto desea, a cada alma, descubrir las maravillas de su amor. Jesús quería, en adelante, de manera más particular, convidarme a la luz de su Corazón, al descubrimiento y a la contemplación del misterio del Purgatorio. Una ligera angustia me sobrecogió entonces, pero el Ángel me volvió a asegurar con pocas palabras:

No tengas ningún temor ni ninguna pena.
El Purgatorio es un misterio de amor y misericordia,
y tu alma será llamada a un gran amor del Señor,
al descubrirlo.
El conocimiento del Purgatorio te aportará grandes gracias 
de santificación;
te permitirá prolongar tu caridad
y de entrar mucho antes en el Puro Querer de Dios.
Y yo, estoy a tu lado para sostenerte: entonces no temas.

En efecto, ¿el Ángel no está cerca de nosotros para sostener, guardar e iluminar nuestras almas? No debía temer, tenía que disponerme a entregarme al Puro Querer divino: ¡el resto importa muy poco! Fue lo que respondí al Ángel guardián, pidiéndole que me ayudara, me enseñara a cumplir cada vez más y mejor lo que el Señor desea que haga. Que Jesús dispusiera de mi miseria según su voluntad, porque es muy bueno que no nos devele sino progresivamente sus planes respecto de nosotros, sabiendo bien que nuestra debilidad no podría soportar una confrontación inmediata y global a las exigencias del Amor divino…  Es sólo con el auxilio de la gracia y en un conocimiento progresivo que ella es acogida, porque nuestra naturaleza debe ser purificada sin cesar. Y el ángel prosiguió:

El Purgatorio es un gran misterio.
Aprenderás y descubrirás prontamente muchas cosas:
algunas serán muy bellas y consoladoras,
Otras te parecerán terribles.
No obstante, no olvides nunca
que - por rudo y doloroso que te parezca el Purgatorio –
es un misterio tanto de misericordia como de justicia:
es ante todo un don gratuito del Amor.
Ocurra lo que ocurriere, permanece en paz.
Tendrás que sufrir mucho, para aprender a amar mucho.
Sabes que Jesús quiere elevarte cada vez más
de conocimiento en conocimiento, de amor en amor,
hasta su Corazón Eucarístico, Fuente de todo amor.


El ángel guardián

Recibí en el curso de la oración de las luces puramente interiores e intelectuales, pero mi santo Ángel guardián interviene, a veces de manera directa, para hacerme algunas preciosas o, sobre todo, ayudar a la formulación de realidades misteriosas que mi inteligencia aprehende. Percibo la presencia luminosa del Ángel guardián de una manera muy distinta, con los ojos del alma; es una imagen, por supuesto, puesto que no tiene cuerpo y no se vuelve perceptible a la mirada exterior; pero esta imagen es tan clara, tan precisa, tan evidente, que no puedo dudar de la presencia que emplea para comunicarse. Es la presencia más que la imagen lo que es importante, la comunicación establecida entre el alma y lo divino. Dios es el amo de sus dones; se sirve de ellos para su Gloria y nuestra santificación, para estimular la fe, la esperanza y la caridad en nosotros.

Cuando el Ángel aparece, es casi siempre de manera inadvertida. Un gran peligro sería ligar la imaginación por un ardiente deseo de ver y escuchar. Dios mediante, la obediencia a mi Padre espiritual y también al temor que suscitaban al comienzo esas intervenciones del Ángel, me permitieron evitar este escollo. La visión del Ángel, que se fijaba en la imaginación – potencia del alma – recubre de alguna manera la visión intelectual y enriquece la memoria. Jamás tuve visión imaginaria no que no haya sido precedida de una visión intelectual de la misma realidad, porque el rol de la visión imaginaria es secundaria, no hace sino comunicar a las potencias inferiores (imaginación, memoria, entendimiento) lo que aquellas son incapaces de percibir de otra manera las realidades sobrenaturales.

Las enseñanzas del Ángel son ante todo un llamado a la oración y a una constante purificación interior. Llenan el alma de calma, de paz, de dulzura, abrasándola de amor y confundiéndola frente a su Dios en una humildad sin cesar, creciente. ¡Plegue al Señor que esta humildad y este amor, tan efectivos en el curso de la visión, puedan también prolongarse después, en la vida corriente! Esa es el fin…


Enseñanzas del ángel guardián

Como meditaba en las últimas gracias recibidas, mi santo Ángel se ma manifestó a mi vista interior, en una viva luz. Aquello me asustó en un principio, como siempre. Trazó calmadamente una cruz sobre mi frente, luego dijo con gravedad:

Hijo mío, escucha, retén bien todo lo que te diga.
El Altísimo permitirá que ciertas almas
Que están todavía en el Purgatorio
Se manifiesten misteriosamente a ti.
No debes temer estas cosas,
Son humillarte profundamente delante de la divina Majestad,
Y ponerte al