Miércoles 08 de Febrero de 2017

Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!". Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. Él les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".

Comentario:

Los Fariseos se fijaban en las cosas externas, que no tenían coherencia con lo que vivían en su interior, por eso Jesús les decía que eran unos hipócritas. Y hoy el Señor quiere poner claro qué es lo esencial. Lo esencial brota del interior. Nos dirá en el Evangelio: lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

Porque nuestras acciones exteriores son simplemente manifestaciones de lo que ya se libró en el corazón. Por eso hoy es un día para que nos miremos a nosotros mismos, para que examinemos nuestro interior, cuáles son nuestras intenciones. Porque el pecado siempre brota del corazón. Es en el interior donde se libran las grandes batallas, ahí sucede lo decisivo. Ahí es donde nos hacemos libres si luchamos bien o donde nos volvemos esclavos de nuestras pasiones si vamos cediendo a las sugerencias del mal.

Por tanto hoy pregúntate ¿de qué está lleno tu corazón? ¿Qué cosas estás permitiendo en tu interior? Porque si percibes que guardas rencores, resentimientos, prejuicios contra alguien, eso te está envenenando la vida. Si estás consintiendo ser una persona avara, codiciosa con los bienes materiales, que cada día quieres más, eso te hace daño. Si conscientes la impureza, pecados contra la castidad en tu corazón, te estás haciendo esclavo. No te olvides que el peor enemigo es el interno, es como un cáncer, que si no lo combates, simplemente cada día toma más posesión de tu vida.

Y de la misma manera, es en el interior donde también puedes lograr las grandes victorias. Si luchas porque cada día brote más de tu corazón la caridad con el hermano, el perdón, la misericordia, eso transforma tu vida y te va a asemejando cada vez más a Cristo Jesús.

P. Juan José Paniagua