Lunes 08 de Mayo de 2017

En aquel tiempo, Jesús habló así­: “En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: “En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí­ son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí­, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

Comentario:

En este pasaje el Señor no nos va a hablar tanto del pastor, sino de la puerta. Los verdaderos pastores pasan por la puerta, pero el ladrón no, sino que salta la cerca. Cristo es esa única puerta. Y todos aquellos que tengan una misión de guiar, tienen que pasar por Cristo que es la puerta. Lo decí­a Jesús en alusión a los fariseos, que querí­an hacerse guí­as del pueblo, pero la gente no los seguí­a, porque ellos no le creí­an a Jesús, no querí­an pasar por la puerta, sino que se saltaban la cerca.

Todos nosotros también estamos llamados a pasar por la puerta, que es Cristo. A veces queremos inventarnos otras puertas, otros caminos para alcanzar la felicidad. A veces, como dice otro pasaje del Evangelio, el camino que conduce a la vida es estrecho y la puerta angosta. A veces queremos buscar una puerta más cómoda, que se ajuste a nuestros gustos, a nuestras medidas, a nuestro parecer. Cuánto quisiéramos que Dios se ajuste a nuestra medida! Pero es al revés. El Señor nos invita a que nosotros nos ajustemos a Él, que nos convirtamos, que hagamos lo mejor que podamos. Pero sólo Jesús es el camino, la verdad y la vida, fuera de Cristo no hay otro que pueda salvarnos.

P. Juan José Paniagua