La canonización

En el año de 1999, un doble milagro, que se ha pasado en São Paulo, capital del más populoso estado brasileño, llevaría el beato Fraile Galvão de los altares de Brasil para los altares de todo el mundo. Las personas responsables por esto han sido Sandra Grossi de Almeida Gallafassi y su hijo Enzo.

Por causa de la naturaleza de su útero de pequeñas dimensiones (bicorne), Sandra no era capaz de alojar un niño en su vientre y llevar una gravidez hasta su final. Sin embargo, después de dos abortos, embarazó una tercera vez. A pesar del pronóstico médico de ser una gravidez de alto riesgo, ella estaba decidida a mantener la gestación. Por orientación de familiares, Sandra empezó a usar las píldoras de Fraile Galvão e hizo una novena en honor al Beato.

Con las píldoras y la novena, sin los dolores y problemas de las veces anteriores, la gestación se ha desarrollado normalmente hasta la trigésima segunda semana, cuando se ha dado el parto cesárea. La madre nada sufrió. Pero, el niño ha nacido pesando 1,995 gr., midiendo 0,42 cm y con problema respiratorio de la membrana hialina de 4º grado, el tipo más grave.

Suplicando más una vez la intervención de Fraile Galvão, para felicidad de los familiares y sorpresa de los médicos, la situación se ha cambiado para mejor y luego el niño dejó el hospital y ha sido llevado para casa.

El éxito de ese hecho extraordinario ha sido atribuido a la intercesión del Beato Fraile Galvão. Desde el comienzo de la gravidez hasta la cura del niño, las oraciones de Sandra y su familia han sido hechas con fe y con la certeza de que Fraile Galvão continuaría a socorrerles como protector de las embarazadas y sus niños, misión que el santo fraile viene cumpliendo desde el tiempo en que aún vivía.

Los peritos Médicos de la Congregación de las Causas de los Santos han aprobado por unanimidad la cura como “científicamente inexplicable en su conjunto, según los actuales conocimientos científicos”.

Con la aprobación de ese milagro por la Santa Sede, ha sido marcada la celebración de la canonización del Santo de Guaratinguetá – Santo Antônio de Sant’Anna Galvão – para el 11 de mayo de 2007, en misa celebrada por el Papa Benedicto XVI, en São Paulo, una excepción hecha por el Santo Padre, como homenaje al Brasil, que es lo mayor país católico del mundo.

Viniendo a São Paulo, Aparecida y Guaratinguetá, la tierra que ha dado al mundo y a los cielos el primer santo brasileño en los quinientos y siete años de la historia de Brasil, se confirma la profética inscripción en bronce de 1939, a los pies de Fraile Galvão, en el Convento Franciscano de Guaratinguetá:

“El Santo es lo mayor regalo de Dios al mundo”.