Enseñanzas

Los escritos del obispo San Ignacio de Antioquía son de suma importancia porque demuestran la catolicidad de la doctrina desde tiempos apostólicos. Sus cartas constituyen un testimonio de su amor apasionado por Cristo, su profundidad y claridad de pensamiento teológico y profunda humildad. San Ignacio manifiesta absoluta certeza de que su inminente martirio por Cristo es un privilegio, por lo que no quiere que nadie lo obstruya.

Parto Virginal de María

Es el primer escritor fuera del N.T. en escribir sobre esta verdad.

"Y al príncipe de este mundo se le ocultó la virginidad de María y su parto y también la muerte del Señor". (Carta a los de Efeso)

Cristo: humano y divino

Como San Juan, San Ignacio nos muestra que Cristo es humano y divino. "Hijo de María e hijo de Dios, primero pasible, después impasible, Jesucristo Nuestro Señor" (Efes., c. xvii). Su doctrina es una defensa contra dos tendencias de la época: por un lado algunos de los judaizantes negaban la encarnación y creían en un Jesús solo humano. Por otro lado, los docetistas negaban la humanidad de Cristo.

La Eucaristía

San Ignacio de Antioquía es el primero en usar la palabra "Eucaristía" para referirse al Santísimo Sacramento (Esmir., c. viii). San Ignacio utiliza la terminología joánica para enseñar sobre la Eucaristía, a la que llama "la carne de Cristo", "Don de Dios", "la medicina de inmortalidad". Llama a Jesús "pan de Dios" que ha de ser comido en el altar, dentro de una única Iglesia.

No hallo placer en la comida de corrupción ni en los deleites de la presente vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, de la semilla de David; su sangre quiero por bebida, que es amor incorruptible.

Reuníos en una sola fe y en Jesucristo. Rompiendo un solo pan, que es medicina de inmortalidad, remedio para no morir, sino para vivir por siempre en Jesucristo.

San Ignacio denuncia a los herejes "que no confiesan que la Eucaristía es la carne de Jesucristo nuestro Salvador, carne que sufrió por nuestros pecados y que en su amorosa bondad el Padre resucitó".

El día del Señor el domingo

Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por El y por su muerte -S. Ignacio de Antioquía, Magn. 9,1

La Iglesia

-Es una institución divina cuyo fin es la salvación de las almas; quienes se separan de ella se separan de Dios. 
-Debe permanecer en unidad.

La unidad es expresión del amor

-Es Santa
-Es Católica

Fue San Ignacio quien por primera vez se refirió a la Iglesia como "Iglesia Católica" (Universal), incluyendo en ella a todos los que son fieles a la verdad.

"Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica"

-Es Infalible 
-Tiene jerarquía a la que debemos estar unidos en obediencia

San Ignacio, como San Juan, puso mucha atención en la relación entre el Padre y el Hijo. El Hijo siempre sujeto por amor a la voluntad del Padre, uno con Él por naturaleza. San Ignacio deduce que debemos imitar a Cristo en su obediencia filial, obedeciendo a los obispos de la Iglesia. Sus cartas enseñan que debe haber en la Iglesia disciplina, unidad y sujeción a la jerarquía.

Por esto debéis estar acordes con el sentir de vuestro obispo, como ya lo hacéis. Y en cuanto a vuestro colegio presbiteral, digno de Dios y del nombre que lleva, está armonizado con vuestro obispo como las cuerdas de una lira. Este vuestro acuerdo y concordia en el amor es como un himno a Jesucristo. Procurad todos vosotros formar parte de este coro, de modo que, por vuestra unión y concordia en el amor, seáis como una melodía que se eleva a una sola voz por Jesucristo al Padre, para que os escuche y os reconozca, por vuestras buenas obras, como miembros de su Hijo. Os conviene, por tanto, manteneros en una unidad perfecta, para que seáis siempre partícipes de Dios. (De la Carta a los Efesios)

Sus palabras recuerdan a las de San Pablo, en Efesios, 4: "Con empeño por guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz: un solo cuerpo y un solo Espíritu, a la manera que fuisteis llamados en una sola esperanza de vuestra vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y obra por todos y mora en todos."

Los tres niveles del sacramento del orden

El episcopado siendo superior, el presbiterio (sacerdotes) y por último el diaconado

La primacía del obispo de Roma

El mismo San Ignacio que alrededor del año 107 AD llamó a la Iglesia "Católica" y nos enseña que tiene obispos con autoridad, nos enseña también que la Iglesia tiene quien la presida: "...la que reside en el territorio de los romanos... la que preside en la unión del amor..."

Su firme enseñanza sobre la obediencia a los obispos es aún más admirable cuando el mismo, siendo obispo, fue siempre muy humilde.

Matrimonio Sacramental

San Ignacio enseña sobre el matrimonio en la iglesia: "...los varones y las mujeres que deseen casarse, deben realizar su enlace conforme a las disposiciones del obispo..." (Filipenses 5,2).

La Virginidad, virtud sobrenatural

San Ignacio es claro y fuerte contra la herejía pero también recalca la necesidad de ser indulgentes y tolerantes con los que están en error.

Rueguen incesantemente por el resto de los hombres -porque hay en ellos esperanza de arrepentimiento- para que lleguen a Dios. Por lo tanto instrúyanlos con el ejemplo de sus obras. Cuando ellos estallen en ira, ustedes sean mansos; cuando se vanaglorien al hablar, sean ustedes humildes; cuando les injurien a ustedes, oren por ellos; si ellos están en el error, ustedes sean constantes en la fe; a vista de sus furia, sean ustedes apacibles. No ansíen el desquite. Que nuestra indulgencia les muestre que somos sus hermanos. Procuremos ser imitadores del Señor, esforzándonos para ver quién puede sufrir peores injusticias, quién puede aguantar que lo defrauden, que lo rebajen a la nada; que no se encuentre en ustedes cizaña del diablo. Sino con toda pureza y sobriedad vivan en Cristo Jesús en carne y en espíritu. (carta a los efesios)

Fuente: Corazones