Elegir entre dos caminos, uno que lleva a Dios y el otro que lleva a la perdición, a la ruina y a corrupción. "O tú estás en el camino del amor o estás en el de la hipocresía. O te dejas amar de la misericordia de Dios, o hacer aquello que quieres, según tu corazón, que se endurece cada vez más en este camino".
Cuando uno hace su propia voluntad y no la del Señor, el corazón se endurece. Es la conclusión a la que llegó el Papa Francisco en su homilía de la mañana, en la capilla de la residencia de Santa Marta.
"En la Iglesia, el Señor manda a los santos, son los santos lo que llevan adelante la vida de la Iglesia: son los Santos. No son los poderosos, no son los hipócritas: no, los santos".