La práctica médica a veces requiere de situaciones extremas para subir un nuevo escalón, como la que se presentó en 1995 con las gemelas Brielle y Kyrie Jackson, hermanas que habían nacido a doce semanas de culminar el tiempo de gestación.
Ambas nacieron el 17 de octubre y en ese entonces el protocolo en Estados Unidos exigía que ambas fueran puestas en incubadoras diferentes para que no tuvieran contacto y así evitar alguna infección.
Sin embargo, mientras Kyrie se fortalecía y empezaba a ganar peso, su hermana empezaba a mostrar problemas en su respiración. Su nivel de oxígeno era bajo y no subía de peso.