Dejar de lado los estilos de vida y comportamientos que pueden agravar el estado de planeta, fue uno de los llamados lanzados por el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Bernardito Aúza, durante el Segundo Comité de la Asamblea General dedicado al "Desarrollo sostenible, protección del clima global para las generaciones presentes y futuras".
"¡Decidamos, con conciencia, abstenernos de estilos de vida y comportamientos que pueden agravar el estado de nuestro planeta, y promovamos iniciativas que protegen y restauran! El mundo se ha convertido en una aldea; por lo tanto, tenemos que ser cada vez más conscientes de esta responsabilidad mutua y común. En particular, los Estados tienen el serio deber de decidir políticas e idear estructuras de monitoreo para asegurar que las generaciones presentes y futuras, vivan de una manera segura y digna", afirmó.
El representante vaticano señaló que el cambio climático no es sólo un problema ambiental, sino también "una cuestión de justicia y un imperativo moral", pues "los principales factores del cambio climático, tales como el consumo elevado y las grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero, caracterizan las sociedades altamente industrializadas", las cuales están en mejores condiciones para afrontar el impacto.