El 27 de noviembre de 1970, luego de haber descendido del avión en el que llegó al aeropuerto de Manila (Filipinas), el Papa San Pablo VI se salvó de morir acuchillado.
Tras bajar del avión, el Santo Padre fue saludado por distintas autoridades civiles y eclesiásticas, luego de lo cual un hombre vestido de sacerdote pudo llegar hasta donde se encontraba.
El hombre era el pintor boliviano Benjamín Mendoza y Amor Flores que sufría de problemas mentales. Logró alcanzar al Papa con su cuchillo muy cerca de la yugular, hiriéndolo dos veces. Los que estaban alrededor pensaron que era un crucifijo y no un arma.