En el aeropuerto, con un día soleado, fuertes vientos y llovizna típicos del verano magallánico, el Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia fue recibido por el Obispo de Punta Arenas, Mons. Bernardo Bastres, y el Intendente del lugar, Jorge Flies junto con el embajador de Rusia en Chile, Mikhail Orlovets.
Respecto al breve encuentro con la autoridad de la Iglesia Ortodoxa, el Obispo Bastres manifestó que la nueva relación entre ambas Iglesias era comparable con "los aires que promovió el Papa Juan XXIII en el concilio Vaticano II. Aires frescos de misericordia, reconciliación, sinceridad, comunión y paz".
Luego de la breve escala en suelo chileno, el líder ruso visitó la estación Bellingshausen ubicada en la Isla Waterloo, norte de la Antártida, para conversar con los residentes, realizar una oración en memoria de 64 exploradores fallecidos y oficiar una liturgia en la Iglesia de la Santísima Trinidad.