Francisco: ''Recibí una carta que me habían enviado; llamé al remitente y le dije: ''Mañana, tú vas a ver al obispo"; y escribí al obispo para que pusiera en marcha la encuesta, para que siguiera adelante. ¿Cómo recibí esta noticia? Con tanto dolor, con un dolor grandísimo. Pero la verdad es la verdad, y no hay que ocultarla''.
P.-"En sus discursos y ahora en Estrasburgo, ha hablado a menudo tanto de la amenaza del terrorismo como de la amenaza de la esclavitud, actitudes que también son típicas del estado islámico, que amenaza gran parte del Mediterráneo, también a Roma y a su persona. ¿Cree que también se puede dialogar con estos extremistas o es tiempo perdido?"
Francisco: ''Yo nunca doy nada por perdido, nunca. Tal vez no se pueda dialogar, pero nunca hay que cerrar la puerta. Es difícil, se puede decir 'casi imposible', pero la puerta está siempre abierta. Usted ha utilizado dos veces la palabra 'amenaza'. Es cierto, el terrorismo es una realidad amenazadora... Pero la esclavitud es una realidad insertada en el tejido social de hoy en día, ¡pero desde hace tiempo! El trabajo esclavo, la trata de personas, el comercio de los niños... ¡son dramas! No hay que cerrar los ojos ante todo esto. Hoy, la esclavitud es una realidad, la explotación de la gente... Y luego está la amenaza de estos terroristas. Pero también hay otra amenaza y es el terrorismo de Estado. Cuando la situación se vuelve crítica, cada Estado, por su cuenta, siente que tiene el derecho de masacrar a los terroristas, y con los terroristas caen muchos que son inocentes. Esta anarquía de alto nivel es muy peligrosa. Hay que combatir el terrorismo pero repito lo que dije en el viaje anterior: Cuando hay que detener al agresor injusto, hay que hacerlo con el consenso internacional''.
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