La segunda actitud es el compromiso en favor del bien común. Siempre que de la adhesión a una tradición religiosa nace un servicio más convencido, más generoso, más desinteresado a toda la sociedad, se produce un auténtico ejercicio y un desarrollo de la libertad religiosa, que aparece así no sólo como un espacio de autonomía legítimamente reivindicado, sino como una potencialidad que enriquece a la familia humana con su ejercicio progresivo. Cuanto más se pone uno al servicio de los demás, más libre es.
Miremos a nuestro alrededor: cuántas necesidades tienen los pobres, cuánto les falta aún a nuestras sociedades para encontrar caminos hacia una justicia social más compartida, hacia un desarrollo económico inclusivo. El alma humana no puede perder de vista el sentido profundo de las experiencias de la vida y necesita recuperar la esperanza. En estos ámbitos, hombres y mujeres inspirados en los valores de sus tradiciones religiosas pueden ofrecer una ayuda importante, insustituible. Es un terreno especialmente fecundo para el diálogo interreligioso.
Siempre está este fantasma del relativismo. No se puede dialogar si no se parte de la propia identidad. No puede existir el diálogo. Cada uno de nosotros tiene su propia identidad religiosa. El Señor sabe cómo lleva la historia. Lo que tenemos en común es el camino de la vida, la buena voluntad de la propia identidad de hacer el bien y así como hermanos vamos juntos y cada uno de nosotros ofrece el testimonio desde la propia identidad del otro. Después el diálogo puede ir más adelante, eso es bello, pero lo más importante es mostrar la propia identidad, sin enmascararla, sin hipocresía.
Queridos amigos, les animo a mantener y a desarrollar la tradición de buenas relaciones entre las comunidades religiosas presentes en Albania, y a sentirse unidos en el servicio a su querida patria. Con un poco de sentido del humor, esto parece un poco un equipo de fútbol, todos juntos por la patria. Sigan siendo signo, para su país y para los demás países, de que son posibles las relaciones cordiales y de fecunda colaboración entre hombres de diversas religiones. Y les pido un favor, recen por mí que tengo mucha necesidad de eso. Dios los bendiga.