La historia del adolescente de 16 años, Nik Hoot, de Woodburn, Indiana (Estados Unidos), continúa acaparando los titulares del deporte local por sus logros obtenidos superando a la discapacidad que lo obliga  a usar prótesis en las piernas.

Nik, que sobrevivió a un aborto, nació en Rusia sin parte de sus piernas y sin dedos en ambas manos, fue adoptado por un matrimonio católico muy comprometido con la defensa de la vida.

Apryl y Marvin Hoot celebran ver a su hijo adoptivo disfrutar de las actividades deportivas extracurriculares que lleva en el Colegio de Woodlan, donde cursa el segundo año de secundaria.

Nik ha jugado futbol americano, baseball, basketball, y es un competidor de lucha libre. Toca varios instrumentos como la batería y trompeta. Es parte de la banda de su colegio. La madre expresó que "sabía que los deportes sería algo grande para él".

Cuando Nik tenía dos años, se le puso prótesis en las piernas por primera vez, y sólo por dos días utilizó un andador que su madre botó, porque eso lo hizo "utilizar los muebles como soporte para trasladarse. En dos semanas ya estaba corriendo", dijo Apryl en diálogo con ACI Prensa el 18 de febrero.

La madre dijo que recibe quejas de las personas que le preguntan como ella puede decir abiertamente que su hijo adoptado es un sobreviviente del aborto, "en respuesta, yo les pregunto: ¿Cómo no hablar de un niño que sobrevivió a un atentado de aborto?".

"Él es una prueba viviente que no es una masa de tejidos, que hay un ser humano dentro", agregó Apryl.

En el año 1997, los esposos Hoot decidieron adoptar, cuando su menor hija biológica había terminado el colegio y pronto dejaría la casa para mudarse a la universidad. Fue entonces que recibieron un video de niños en Rusia que necesitaban un hogar.

Luego de ver el video en repetidas oportunidades, solían regresar siempre a la parte que mostraba al bebé que había nacido muy prematuro (24 semanas). "tenía un año y pesaba once libras" dijo Apryl, que en ese momento tenía 46 años.

Apryl y Marvin querían convencerse de no adoptar al bebé, y pensaban en muchas razones que consideraban lógicas para desistir de la idea. "Nadie va a pensar menos de mi por no adoptar un bebé a mi edad –se dijo Apryl a sí misma– especialmente un bebé sin piernas".

Hasta que un domingo que participaban en la Misa, la familia Hoot escuchó una homilía sobre qué significa ser pro-vida, "tenemos que respetar todas las formas de vida –dijo el sacerdote– incluso a aquellos con discapacidades".

La familia supo que Dios les estaba diciendo que es lo que tenían que hacer. La mañana siguiente, Apryl llamó a Rusia y nueve semanas más tarde Nik ya estaba en casa para la Navidad, con ayuda de generosos extraños y de amigos, porque no tenían dinero.

Apryl viajó a Rusia gracias a que algunas mujeres de California donaron el pasaje de avión, y debido a que el juez en Rusia encargado de la adopción, dijo que no seguiría con el caso hasta que su esposo esté ahí presente, la agencia de viajes de Apryl, gestionó la donación del pasaje aéreo para Marvin.

El matrimonio, además de sus tres hijos biológicos, tienen seis hijos adoptados, cinco aún viven en casa y cuatro de ellos tienen necesidades especiales.

De China han adoptado a Joey (17), Ged (15) que es legalmente ciego y Emmalee (9) que nació sin fémures y a quien cariñosamente llaman "la pequeña diva", de Hong Kong han adoptado a Mitchell (12) que nació con varios males de nacimientos.

La adopción de niños con necesidades especiales, ha sido todo un desafío para los Hoots, que para ellos "es sólo la forma que es".

Independientemente de los retos, las interrogantes y las preocupaciones, "cualquier sacrificio que hayamos hecho, valió la pena", señaló Apryl.

Apryl les aconseja a los padres que consideran la adopción "escuchar el corazón y Dios les dirá que hacer. Estos niños especiales, te darán más de lo que puedes soñar. Lo que hagas por ellos, regresará a ti de múltiple formas".