La lucha de una mujer cristiana por cuidar a los olvidados yazidíes en Irak

La lucha de una mujer cristiana por cuidar a los olvidados yazidíes en Irak
Shelan Jibrael, a la derecha, con refugiados yazidis en Erbil. Elmyra, segunda de la derecha. Foto ACI Prensa

La oficina de Shelan Jibrael se encuentra en la ciudad iraquí de Erbil, hacia donde han emigrado decenas de miles de cristianos desplazados por el Estado Islámico. Pero es mucho más probable encontrarla en los diversos campos de refugiados alrededor de la ciudad, atendiendo no sólo a los cristianos, sino a quienes se encuentran en una situación aún más dramática: los Yazidíes.

Los Yazidíes son una minoría que sigue la antigua religión de Zoroastro, y dado que llaman a su divinidad con la misma palabra árabe que los musulmanes usan para "satanás",  el Islam los considera, erróneamente, "adoradores del demonio". Por esta razón el Estado Islámico los persigue con mayor ferocidad que a los mismos cristianos.

Y dado que la mayoría de ellos practican la poligamia, las comunidades cristianas los consideran una especie de rama del Islam. "Nuestros hermanos cristianos sufren terriblemente, pero por lo menos cuentan con la solidaridad de nuestros hermanos en la fe alrededor del mundo... los yazidi en cambio no tienen nada ni a nadie, son los más pobres de los pobres" dice a ACI Prensa Shelan, que trabaja para la ONG no confesional japonesa Ivy.

Despreciados por las autoridades musulmanas y con los recursos de los cristianos maximizados por los desplazados, los cerca de 450,000 refugiados Yazidíes difícilmente encuentran ayuda.

Según Shelan Jibrael, "apenas existen algunos campos de refugiados en Dohuk –otra ciudad del Kurdistán iraquí-, pero la mayoría de yazidis se han dispersado en el Kurdistán, y muchos de ellos sobreviven ocupando construcciones temporalmente abandonadas en Erbil".

Shelan llevó a ACI Prensa a visitar un conjunto de edificios en Ankawa, un suburbio de Erbil, que se encuentran a medio construir debido a la crisis temporal de la construcción. Familias de yazidis, muchos de ellas compuestas sólo por mujeres y niños, porque los varones fueron asesinados por el Estado Islámico, sobreviven cerrando ventanas y puertas con cubiertas de plástico.

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Shelan traduce del kurdo el testimonio de Elmyra ("Princesa"), una vivaz niña yazidi de nueve años que hace de guía en el laberinto de departamentos a medio construir. "Mi papá está vivo, no como otros niños que han perdido a su papá; pero mi hermano está enfermo", dice Elmyra. Su hermano mayor, un niño de 11 años, sufre de estrés post traumático efecto de la violencia, y necesita además una operación correctiva en los ojos.

En coordinación con un grupo de médicos católicos eslovacos, Shelan promete regresar la semana de Pascua para atender los casos más urgentes, que incluye una posible paciente cardiaca.

"Las necesidades de los yazidi son interminables, y los cristianos sabemos que la caridad nos obliga más allá de las fronteras de nuestra propia comunidad", dice Shelan. "Si no nos preocupamos nosotros, nadie lo hará".

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