Al término de la Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco dirigió su pensamiento "a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados". Les recordó que, aunque "el domingo pasado hemos clausurado el Jubileo Extraordinario", no se ha clausurado, en cambio, "el corazón misericordioso de Dios por nosotros, pecadores, que no dejará de colmarnos con su gracia".
"Del mismo modo –explicó el Santo Padre–, no cerremos nunca nuestros corazones, y no dejemos nunca de realizar las obras de misericordia corporales y espirituales. La experiencia del amor y del perdón de Dios que hemos vivido durante este Año Santo permanezca en nosotros como permanente inspiración de la caridad con nuestros hermanos".
El domingo 20 de noviembre, el Pontífice clausuró la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano que él mismo había abierto en diciembre de 2015 con motivo del comienzo del Año Santo de la Misericordia.