El Padre Luciano Manenti, sacerdote de la diócesis de Bergamo, presidió los multitudinarios funerales de Piermario Morosini, el futbolista de 25 años de edad que falleció el sábado de un infarto durante un partido de la serie B del fútbol italiano. Al despedir a quien fuera su amigo, alentó a los creyentes a llevar una vida de fe y ser conscientes de la fragilidad humana.
Unas cinco mil personas entre amigos, pobladores e hinchas de los diversos equipos en los que militó Morosini, se reunieron en el estadio de Bergamo para acompañar la Misa de exequias a través de pantallas gigantes. En la pequeña iglesia de Monterosso solo cabían 600 personas.
La trágica muerte del futbolista conmovió a la sociedad italiana. El joven falleció en el campo de juego mientras el partido se veía por televisión dejando a sus compañeros en profundo llanto.