El Padre Mussie Zerai, un sacerdote eritreo que abandonó su país por motivos de seguridad, pidió al mundo salir de su egoísmo para solidarizarse con los refugiados, y denunció que las principales fuerzas políticas se han convertido en cómplices de la violación de los derechos humanos al norte de África.

Con la intención de ayudar a las personas que repiten hoy su misma historia de huida, el P. Zerai, fundó hace seis años en Italia la Agencia Habeshia, a través de la cual se dedica a la asistencia de refugiados provenientes del Norte de África.

La organización brinda asistencia social, cultural y educativa a los refugiados y promueve la integración de los inmigrantes con actividades de apoyo a proyectos de retorno al país de origen. Además, garantiza a los migrantes asistencia administrativa y legal, y les involucra en proyectos para luchar contra la exclusión, el racismo, la discriminación, y la salvaguardia de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

En una entrevista concedida en Roma a ACI Prensa, el P. Zerai explicó la problemática que viven estas personas al huir hacia Europa en búsqueda de una oportunidad. En el trayecto, muchos caen en el tráfico de órganos, son reclutados como esclavos, o reciben abusos de todo tipo. Hoy día, no existe una normativa a nivel europeo, o tratado a nivel internacional que se solidarice realmente con estas personas, y solucione de manera seria este problema.

En este sentido, Europa y el mundo en general, “termina convirtiéndose en un cómplice de las privaciones y violaciones de los derechos humanos de estas personas”, lamentó.

“Europa pide a estos países que bloqueen la llegada de estas personas, pero no les preocupa exactamente la forma en la que se haga este bloqueo. ¿Cuál es el precio? Con frecuencia, muchos lo pagan con sus propias vidas”, agregó.

El P. Zerai, abandonó su país junto a los suyos cuando era un niño. Hoy día, a través de la Agencia Habeshia, el sacerdote trabaja duro desde para ayudar a quienes viven en África amenazados por la intolerancia religiosa, el terror, la guerra, y la pobreza.

“Yo también vine a Europa como inmigrante, como muchos otros -recuerda-. También huí de la dictadura que regía entonces a mi país, y he experimentado personalmente lo que significa ser un inmigrante, un refugiado, vivir lejos de casa y confrontar todos los problemas relacionados con la inmigración… también formas de discriminación y burocracia, las mismas formas con las que los refugiados lidian ahora”.

“Es inútil llorar por lo que sucedió en el pasado. Si somos capaces de alentar la prevención, entonces estas personas no terminarán en centros de detención para ser expuestos a toda clase de abusos. Hagámoslo para que desde el momento en que llegan, sean bienvenidos de manera decente, puedan encontrar condiciones en las naciones de exilio donde puedan esperar en paz”, agregó.

El sacerdote denunció la existencia de más de 22 centros de detención al Norte de África, donde ocurren todo tipo de abusos, “en su mayoría, las mujeres reciben la peor parte. Sufren abusos sexuales, continuo maltrato, privación de agua y comida y también son discriminados por ser cristianos entre musulmanes”.

“Las noticias que me llegan cada día, hablan de situaciones difíciles y totalmente horribles. Por ejemplo, la situación de Libia. Recientemente supimos que el embajador de Estados Unidos fue asesinado allí. Este fue un caso duro que llamó la atención del mundo, pero cada día docenas de refugiados son asesinados en distintos centros de detención adonde llegan después de huir del Cuerno de África y de Libia”, concluyó.

Para ayudar a la Agencia Habeshia se piede visitar el sitio web http://habeshia.blogspot.it