De ese modo, el sacerdote tiene como misión con el pueblo de Dios "evangelizarlo, santificarlo y acompañarlo en su camino hacia el encuentro último con Dios".
El Catecismo de la Iglesia Católica señala en el numeral 1536 que el orden sacerdotal "es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado".
El numeral 1595 precisa que los sacerdotes "están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada".