El 22 de febrero se conmemora al Beato Mahomed Abdalá (Maometto Abdalla), un musulmán que se convirtió al catolicismo y recibió un especial regalo de San Pedro Nolasco.

En el libro "Vida del Glorioso Patriarca San Pedro Nolasco" se cuenta que Mahomed era familiar del entonces rey Abenjason de la villa de Niebla, que por ese entonces pertenecía al reino de Sevilla, en España. Conocía mucho de artes y medicina, pero también le apasionaban la magia y la astrología. 

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En 1248, Sevilla fue "reconquistada" por los cristianos y llegaron a la ciudad los mercedarios. El beato escuchó de ellos y se quedó admirado de lo que hacían por la conversión de las personas y para rescatar a los cristianos prisioneros de los seguidores del islam.

El musulmán quemó sus objetos de superstición y magia y buscó formarse en la fe católica. Para ser bautizado se fue hasta Barcelona, donde conoció a San Pedro Nolasco. El santo le impartió el sacramento y lo recibió en la orden mercedaria.

Desde ese entonces empezó a llamarse Pablo de Santa María y se le envió a ayudar en el hospital de San Lázaro, en Zaragoza. Allí se dedicó a servir a los enfermos y necesitados hasta que partió a la Casa del Padre.