“El Papa Pío XI, en 1925, Año Santo, publicó la encíclica Quas primas, sobre la realeza de Cristo, en la que instituye esta fiesta solemnidad de Cristo Rey del Universo", indica el sacerdote. El Santo Padre, continúa, quiso así subrayar "la centralidad de Cristo en la creación y redención, e intentando corregir esta corriente que vemos difundirse en el mundo de hoy en Occidente, del alejamiento de la fe, del laicismo, de querer quitar a Dios y a Jesucristo de nuestra vida”.
La celebración tiene lugar el último domingo del Tiempo Ordinario, antes de que comience el Adviento, siendo una fecha cambiante. Pero no siempre fue así. El P. Sierra precisa que esta festividad primero se situó el último domingo del mes de octubre.
Con la reforma del calendario litúrgico realizada después del Concilio Vaticano II "se ve conveniente conservar esta celebración litúrgica por la importancia que tiene", señala el experto. Sin embargo, se decide situarla "al final del año litúrgico como culminación. Todo parte de Jesucristo y todo culmina en Jesucristo”, añade el P. Sierra.