En agosto de 1918 el Padre Pío vivió un fenómeno místico llamado transverberación donde sintió que su corazón fue traspasado por un dardo divino encendido, que le produce un gran dolor, pero a la vez una gran dulzura en el alma. Tal como sucedió a Santa Teresa de Jesús.
El hermano capuchino Valentín Pesente transmitió a ACI Prensa la alegría de la comunidad, ya que las tres décadas coinciden con la celebración de los 50 años de la muerte del Padre Pío y los 100 años de la aparición de los estigmas.
"Que la reliquia de su corazón venga a visitarnos y justamente llegará, Dios mediante, el día de nuestro aniversario, el 10 de abril, lo sentimos como un gran regalo de Dios y una prueba más de la cercanía y del amor de San Pío por lo que estamos haciendo", dijo el hermano Pesente.