A los 17 años, cuando cursaba el tercer año de secundaria, Lorayne siguió su llamado vocacional y luego, a los 24 años, profesó sus votos. "Aunque me gustó, nunca antes había pensado en ser religioso. Pero cuando una hermana recién llegada me invitó a un encuentro vocacional, me enamoré. Sentí mucha paz y tranquilidad en ese encuentro", recordó la joven religiosa.
Para la hermana Lorayne, participar en el programa de televisión es también un testimonio. "Como la gente no nos conoce, muchos piensan que solo tenemos prohibiciones, pero también estamos pasando por transformaciones y cambios. Sí, la vida religiosa puede estar en todas partes; la combinación de la gastronomía con la iglesia es muy real", dijo y destacó que "en los pasajes bíblicos Jesús compartía el pan e iba a las bodas".
"Estar en Master Chef es demostrar que también comemos, cocinamos y somos parte del contexto tecnológico", subrayó.
Al recibir el trofeo ganador de MasterChef, la hermana Lorayne dijo que tenía presente con ella a mucha gente. "Cada una de las mujeres que han pasado por mi vida y también todo el trabajo que he hecho" y las muchas personas y culturas que he podido conocer, dijo.