"No queremos un musulmán fanático radicalista, como vienen a sembrar los países poderosos. Por eso compraron miles de personas sirias, por dinero, por pocos dólares, para que los sirios se maten uno contra el otro. Lamentablemente es así", dijo.
"Nosotros vivíamos en paz. Nunca tuvimos problemas con nadie. Ellos quieren obligarnos a dejar todo lo que es una vida normal y obedecer a sus mandatos".
El Prelado indicó que la Iglesia en Siria es "rica de espiritualidad, de cantidad de religiosos, religiosas, sacerdotes, arzobispos, colegios católicos, catecismo. Tenemos de todo. Espiritualmente somos un país, una ciudad excelente. Y también tenemos nuestros bienes económicos. Tenemos mucho. Pero hoy día, durante la guerra, todo fue bloqueado".
Por eso, señaló, ha sido importante el trabajo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, "que se presentó en nuestro país, especialmente a la ciudad de Alepo, a la ciudad de Homs, para brindar su ayuda económica, para salvar la vida de miles de familias que quedaron en la ruina".