11 de julio de 2010 / 09:20 AM
Al mediodía de hoy (hora local) y desde el balcón interno del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo en donde se encuentra desde el 7 de julio para unos días de reposo, el Papa Benedicto XVI dirigió la oración mariana del Ángelus y señaló que el programa de todo cristiano está en amar a Dios y servir a los hermanos en el amor y la misericordia, especialmente con los más necesitados, como hizo Jesús.
En su meditación, el Santo Padre se refirió al Evangelio de hoy que narra la historia del Buen Samaritano, aquella parábola que cuenta como sólo un samaritano, que no era bien visto por los judíos, ayuda a un hombre que había sido asaltado y golpeado en el camino y que había sido ignorado por un sacerdote y un levita que pasaron delante de él sin atenderlo, por considerar que el contacto con su sangre podía contaminarlos.
La parábola, dijo el Santo Padre, "debe inducirnos a transformar nuestra mentalidad según la lógica de Cristo, que es la lógica de la caridad: Dios es amor, y darle culto significa servir a los hermanos con amor sincero y generoso".