El área alrededor de Notre-Dame todavía contiene cantidades altas de plomo debido al colapso de la aguja, y es una fuente de preocupación para las autoridades de París. Los trabajadores intentan actualmente eliminar los escombros y aún no se inicia la etapa de reconstrucción.
Debido a las leyes de Francia, el Estado es propietario de todas las iglesias construidas antes de 1905, incluida Notre Dame. El Gobierno permite que la Arquidiócesis de París use el edificio de forma gratuita y continuará haciéndolo a perpetuidad. La Iglesia local es responsable del mantenimiento de la catedral, así como de sus empleados.
Durante la Misa del 15 de junio en Notre Dame des Sept Douleurs, una capilla contigua a la catedral, el Arzobispo de París, Mons. Michel Aupetit, destacó que la iglesia no es un mero patrimonio cultural de Francia, sino que está destinada a la adoración de Dios.
Alrededor de 30 personas con cascos de seguridad asistieron a la Misa, incluidos los canónigos de la catedral y otros sacerdotes. Para la celebración se llevó la Corona de Espinas que habría utilizado Cristo en su Pasión. Esta reliquia fue rescatada del incendio, junto con el Santísimo Sacramento, por un bombero.