Su popularidad es evidente. En todas las ciudades por las que pasó en su viaje a Cuba y Estados Unidos -especialmente en Norteamérica-, miles de personas se volcaron a las calles para tratar de estar cerca del Papa Francisco.
A pesar del enorme cariño que la gente le manifiesta y cómo logra conmover corazones con gestos de caridad y misericordia, el Pontífice aclaró a la prensa hoy que no se siente una 'estrella', ni quiere serlo porque un Papa solo debe ser un "siervo de los siervos", en cambio las estrellas se apagan y caen.
En el vuelo papal de regreso desde Filadelfia con destino Roma, la última periodista en preguntar al Papa le planteó esta interrogante: "¿Es bueno para la Iglesia que el Papa sea una estrella?"