En respuesta a las preguntas de la trabajadora desempleada, el Obispo de Roma señaló que, quien no es capaz de encontrar trabajo "siente que pierde la dignidad hasta aceptar malos empleos. No todos los trabajos son buenos. Hay muchos trabajos malos y sin dignidad", aseguró.
También valoró la importancia del tiempo libre, de los días libres, en el trabajo, porque "sin días libres, el trabajo se convierte en esclavitud. Y para tener días libres, necesitamos tener trabajo. En las familias donde hay desempleados, no hay verdaderamente domingo, y las fiestas se convierten en días de tristeza porque falta el trabajo del lunes. Para celebrar los días de fiesta es necesario poder celebrar el trabajo".
Por último, invitó a hacer oración "antes, durante y después del trabajo", e invitó a recitar aquellas oraciones de nuestros padres y abuelos, que, muchas veces, "eran oraciones del trabajo".
"El trabajo también es amigo de la oración. El trabajo está presente también en la eucaristía, cuyos dones son fruto de la tierra y del trabajo del hombre. Un mundo que no conoce los valores del trabajo, tampoco comprende la eucaristía. El campo, el mar, las fábricas, han sido siempre altares de los cuales se han alzado oraciones bellas que Dios ha escuchado y acogido", concluyó.