Sin embargo, en los últimos meses surgió el caso de 500 rohingyas que están abandonados en medio del Océano Índico luego que los traficantes que los transportaban huyeran para no ser detenidos.
Tailandia, país de mayoría budista, se ofreció a recibirlos por razones humanitarias en caso sus vidas corran peligro, pero los migrantes quieren seguir rumbo a Indonesia y Malasia, países de mayoría musulmana. Sin embargo, los gobiernos de estos dos últimos han advertido que no permitirán que ninguna embarcación que haya entrado sin permiso en sus aguas toque tierra firme, salvo que se estuviera hundiendo, y en ese caso serían obligados a volver a sus lugares de origen.
"Los gobiernos en la región están jugando a un ping-pong humano" al devolver los barcos al mar utilizando la excusa de la lucha contra el tráfico de personas, denunció la ONU. "Las marinas tailandesa, malasia e indonesia deberían trabajar juntos para rescatar a todos aquellos que están en estas embarcaciones". "El mundo juzgará a estos gobiernos por cómo traten a estos hombres, mujeres y niños vulnerables", denunció.