En esta línea, el Santo Padre explicó que "el discernimiento no es una especie de oráculo o de fatalismo, o una cosa de laboratorio, no, como echar a suertes dos posibilidades" porque "las grandes preguntas surgen cuando en la vida hemos hecho un tramo de camino, y es a ese recorrido que debemos volver para entender qué estamos buscando: si la vida va de alguna manera, por qué voy por ese camino, qué es lo que busco. Y ahí es donde se hace el discernimiento".
"También nosotros tenemos esta experiencia. Muchas veces comenzamos a pensar en una cosa y permanecemos allí y después nos quedamos desilusionados. En cambio, hacemos una obra de caridad, hacemos algo bueno y sentimos algo de felicidad, o algún pensamiento bueno y te viene la alegría", añadió el Papa.
En este sentido, el Santo Padre subrayó que "Dios trabaja a través de los eventos no programables. Aquella 'casualidad', de 'casualidad' me pasó esto, por 'casualidad' encontré a esta persona, por 'casualidad' ví esta película. Dios trabaja a través de los eventos no programables y también en los contratiempos. Tenía que hacer un paseo, pero tuve un problema al pie… contratiempo ¿qué te dice Dios? ¿Qué te dice la vida allí?".
De este modo, el Papa recordó el pasaje del Evangelio de San Mateo que relata a "un hombre que está arando un campo se encuentra casualmente con un tesoro enterrado. Una situación completamente inesperada. Pero lo importante es que lo reconoce como el golpe de suerte de su vida y decide en consecuencia: vende todo y compra ese campo".